Esto es lo que puede leerse en el sitio marroquí Hespress FR del 14 de diciembre. Una auténtica joya sacada de la caja fuerte de la propaganda majzení. A continuación, la réplica de Solidarité Maroc.
La izquierda radical palestina se alinea con
las posiciones argelinas hostiles a Marruecos
El Frente Popular para la Liberación de
Palestina (FPLP), componente de la Organización para la Liberación de Palestina
(OLP), ha vuelto a mostrar su alineamiento con la tesis separatista defendida
por Argelia en relación con el Sáhara marroquí. Esta postura fue asumida
públicamente por su representante en Argel, Nader Al-Qaisi, durante un acto
organizado con motivo del 48.º aniversario de la creación del movimiento, en
presencia de representantes del Polisario.
Según una publicación de la agencia de prensa
del frente separatista, Al-Qaisi afirmó que «la lucha de los pueblos palestino
y saharaui sería común por la libertad y la autodeterminación», reproduciendo
palabra por palabra la retórica argelina sobre un expediente que, sin embargo,
está encuadrado por procesos claros de la ONU y por un consenso internacional
cada vez más favorable a la solución marroquí.
Esta toma de posición revela, según varios
observadores, las profundas contradicciones de una corriente política palestina
que durante mucho tiempo basó su legitimidad simbólica en las nociones de
unidad árabe y de lucha colectiva contra la fragmentación, mientras que hoy
apoya un proyecto separatista que atenta contra la integridad territorial de un
Estado árabe.
No es la primera declaración de este tipo. A
mediados de 2024, el mismo responsable había acusado a Marruecos, en medios
argelinos, de «colusión» con Israel, llegando incluso a calificar al Reino de
«potencia ocupante» en el Sáhara, declaraciones que ya habían suscitado la
indignación en círculos diplomáticos palestinos.
Estas declaraciones se producen de manera
paradójica en un momento en el que el FPLP llama, en un reciente comunicado
político, a «ampliar la movilización árabe e internacional en favor de
Palestina» y a «reconstruir la unidad nacional palestina» mediante una profunda
reforma de la OLP y de sus instituciones, supuestamente destinada a poner fin a
las divisiones internas.
La OLP desautoriza una deriva individual
Contactado por Hespress, un responsable [anónimo,
claro] de la Organización para la Liberación de Palestina quiso tomar
distancia de estas declaraciones, afirmando que «las palabras de Nader Al-Qaisi
solo lo comprometen a él».
«La OLP, en tanto que marco representativo del
pueblo palestino, siempre ha expresado su apoyo claro y constante a la unidad
territorial del Reino de Marruecos, incluido el Sáhara», declaró.
Recordó igualmente que la posición oficial
palestina se inscribe en el respeto de las decisiones de la legalidad
internacional, incluida la última resolución del Consejo de Seguridad sobre el
Sáhara, añadiendo que «estas orientaciones son plenamente coherentes con el
enfoque mayoritario del mundo árabe y musulmán».
Para el responsable palestino, «los
llamamientos a la división y al fomento de proyectos separatistas que apuntan a
un país hermano como Marruecos no solo son irresponsables, sino que también
perjudican la unidad árabe a la que el pueblo palestino aspira».
Esta salida, en definitiva sin importancia ni
consecuencias, confirma una vez más que el expediente del Sáhara es
instrumentalizado por ciertos actores ideológicos al servicio de agendas
regionales precisas, en detrimento de la coherencia política y de la
solidaridad árabe que, sin embargo, dicen defender.
Palestina – Sáhara Occidental: una solidaridad
anticolonial discreta pero estructural
Desde el reconocimiento político de los años
setenta hasta el apoyo militante contemporáneo, los vínculos entre el
movimiento nacional palestino y el Frente Polisario se inscriben en una
historia larga de solidaridades anticoloniales, hoy marginadas por las
recomposiciones geopolíticas regionales.
Una solidaridad nacida en el Tercer Mundo
revolucionario
La relación entre la causa palestina y la lucha
del pueblo saharaui no es ni anecdótica ni oportunista. Se inscribe en el marco
más amplio de los movimientos de liberación nacional del Tercer Mundo, surgidos
en las décadas de 1960 y 1970 sobre una base común: anticolonialismo,
autodeterminación y rechazo de las anexiones territoriales.
Cuando el Frente Polisario se funda en 1973
para luchar contra la colonización española del Sáhara Occidental, la
Organización para la Liberación de Palestina (OLP) ya es un actor central del
Movimiento de los No Alineados y un símbolo internacional de la resistencia a
la ocupación. Muy pronto, cuadros saharauis y palestinos coinciden en las
mismas conferencias internacionales, foros de solidaridad y redes militantes
transnacionales.
1975: la anexión del Sáhara Occidental como
precedente político
El año 1975 marca un punto de inflexión.
Mientras la Corte Internacional de Justicia rechaza cualquier soberanía
marroquí o mauritana sobre el Sáhara Occidental, Marruecos lanza la Marcha
Verde y procede a la ocupación del territorio.
Para la OLP y las organizaciones palestinas de
izquierda, este acontecimiento se interpreta inmediatamente como una anexión
territorial contraria al derecho internacional, en clara resonancia con la
experiencia palestina frente a la ocupación israelí. El Sáhara Occidental pasa
a ser percibido como un proceso de descolonización inconcluso, comparable a
Palestina en su dimensión jurídica y política.
Años setenta y ochenta: reconocimiento político
y solidaridad militante
Durante este período, la solidaridad palestina
con el pueblo saharaui es explícita y asumida. La OLP reconoce al Frente Polisario como representante legítimo del pueblo
saharaui, mientras que organizaciones como el Frente Popular para la Liberación
de Palestina (FPLP) y el Frente Democrático para la Liberación de Palestina
(FDLP) expresan un apoyo sin ambigüedades.
Palestina y el Sáhara Occidental son
presentados con frecuencia como dos frentes de una misma lucha contra el
colonialismo y la expansión territorial.
Oslo y la diplomacia de la cautela
Los Acuerdos de Oslo de 1993 suponen una
ruptura. La OLP, inmersa en una estrategia de reconocimiento internacional y
construcción estatal bajo fuertes restricciones, adopta una diplomacia prudente,
preocupada por no deteriorar sus relaciones con determinados Estados árabes,
entre ellos Marruecos.
Sin renunciar nunca al principio del derecho a
la autodeterminación del pueblo saharaui, la Autoridad Palestina reduce sus
declaraciones públicas sobre el Sáhara Occidental. La solidaridad se desplaza
entonces hacia espacios menos visibles.
La izquierda palestina, garante de la
continuidad
Son principalmente las fuerzas palestinas de
izquierda, los sindicatos, los intelectuales y los medios universitarios
quienes mantienen viva esta solidaridad. El FPLP, el FDLP y el Partido del Pueblo Palestino continúan considerando la
causa saharaui como una cuestión central de descolonización y de respeto del
derecho internacional.
Normalización y reactivación militante
La normalización de las relaciones entre
Marruecos e Israel en 2020 actúa como catalizador. Provoca una fuerte reacción
crítica en la sociedad palestina y reaviva el interés militante por la causa
saharaui, especialmente en los movimientos BDS y en las redes de derechos
humanos.
Una solidaridad estructural
Lejos de ser coyuntural, la relación
Palestina–Sáhara Occidental se basa en una afinidad estructural: rechazo de las
anexiones, centralidad del derecho internacional y experiencia compartida de la
ocupación.
Conclusión
La solidaridad palestina con el pueblo saharaui
no ha desaparecido: se ha desplazado. Ya no se expresa principalmente en las cancillerías, sino en los movimientos,
las ideas y las luchas. En este sentido, sigue siendo un referente político y
moral vivo.





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